Presentación CD “Schumman: Liederkreise”

Presentación CD “Schumman: Liederkreise” (2/2/2014) 

José Pizarro, tenor
David Aijón, piano

Introducción del musicólogo, crítico y traductor Luis Gago

José Pizarro y David Aijón, que ya visitaron Lo Otro con un memorable concierto de voz y fortepiano, nos presentaron esta vez su primer trabajo discográfico a dúo: Liederkreis, un monográfico dedicado a Robert Schumann y sus ciclos de lieder Op. 24 y Op. 39.

Financiado con éxito a través del sistema de crowfunding de Verkami, este disco no solo esconde una calidad incuestionable, sino unas inquebrantables convicciones interpretativas que trascienden el nivel conceptual y son una realidad tangible. Pizarro y Aijón son máximos defensores del directo como verdad única: de hecho, su trabajo sigue los principios del registro sonoro de tomas enteras, sin cortes. Apuestan por cambiar la fría perfección de la grabación de estudio por la belleza fresca, espontánea y sobre todo, real, de una interpretación sin maquillajes ni artificios. Todo un ejercicio de alta coherencia y honestidad que multiplica su ya probado valor artístico.

En la velada nos ofrecieron el Liederkreis Op. 24 de Schumann, las Escenas del bosque para piano solo del mismo compositor y la colección de canciones Op. 48 del noruego Edvard Grieg. Tuvimos el placer de contar con la presencia del musicólogo, crítico y traductor Luis Gago, que presentó el disco con una interesante, amena e instructiva charla previa en torno al significado de liederkreis (literalmente “círculo de canciones”) y a la interconexión de la idea poética subyacente, que funcionó como introducción idónea al concierto.

Nunca se suele apreciar en su justa medida el rol del piano en este maridaje entre poesía y música que es el género del lied: lejos de ser un mero fondo armónico, los entramados y momentos a solo de un compositor como Schumann son siempre verdaderos retos pianísticos, a pesar de estar como en este caso condensados en pequeño formato. David demostró su maestría como acompañante que, en este sentido, transciende lo injustamente considerado secundario. El espíritu cambiante -por no decir directamente bipolar- del compositor alemán quedó perfectamente expresado en la alternancias de carácter que personificaba Pizarro: desde la textura más aterciopelada y envolvente, a la inquietud exaltada y ansiosa a través de una dicción precisa y cortante. Y Aijón supo en todo momento mimetizarse a la perfección con cada uno de los personajes con que el tenor vestía su voz, el Eusebius y el Florestán que representan la divergente pareja de alter ego del compositor.

Siguieron sus “Escenas del bosque” para piano solo que, como sucede en sus ciclos de canciones y otros ciclos pianísticos, encierran un programa de inspiración literaria. Aijón se convirtió aquí en un imaginativo guía que nos acompañó a través de un bosque lleno de flores solitarias, lugares embrujados, pájaros profeta y cazadores al acecho, en una excursión esencialmente poética. Nuestro pianista se reveló como un excelente explorador del siempre complejo universo schumanniano también en solitario, ante un instrumento del que supo extraer sonido elegante y teñido del color justo en cada una de las miniaturas de la obra.Pizarro regresó de manera exquisita para concluir con seis canciones del noruego Edvard Grieg, discípulo en segunda generación de Robert Schumann, muy influenciado por éste y en total comunión con su mismo espíritu romántico.

Pero el público, formado en gran parte por los micromecenas gracias a los que este disco es una realidad, reclamó el bis. Y este tuvo lugar en el piso de arriba, desde el piano que fue del Café Central, que por unos minutos sonó el arrebatador Allerseelen Op. 10 nº 8 de Richard Strauss. Guinda de elegancia para un concierto entregado por parte de los artistas y disfrutado por el afortunado resto.

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