Eulàlia Solé, piano (23/11/2013)
Lo Otro recibió en house concert a la pianista Eulàlia Solé y su trabajo discográfico autoeditado “En el nombre de Bach”, que en 2013 ha sido galardonado con el premio al Mejor Álbum de Música Clásica en los V Premios de la Música Independiente.
Así resume el libreto del disco la idea germen del mismo: “¿Puede un compositor mimetizarse en sus propias partituras? ¿Puede traducirse a sí mismo al lenguaje de la música, convertirse en melodía y utilizarla como su firma musical? Johann Sebastian Bach así lo hizo, jugando con las notas musicales que se correspondían con las letras de su apellido en la nomenclatura alemana: B (si bemol), A (la), C (do) y H (si natural). Siguiendo el mismo guiño musical, Eulàlia Solé interpreta una selección de preludios y fugas de Das Wohltemperierte Klavier (El clave bien temperado) del compositor alemán, precisamente aquellos compuestos en las tonalidades que se ocultan En el nombre de Bach.”
Eulàlia Solé es una artista de honda espiritualidad, siempre entregada a la esencia última del mensaje que esconde una partitura. Si la música de Bach es de una profundidad y abstracción elevadas, en sus manos estos adjetivos alcanzan los matices de una máxima espiritualidad: la búsqueda de la pureza, del no-artificio, del desprendimiento de todo aquello que es superfluo. Eulàlia aborda el concierto, en sus propias palabras, “en actitud de ofertorio”: ofreciendo el sonido venerado, como la materia prima de un comunicado espiritual que se cuela en cada célula del que escucha. La belleza de su sonido, la transparente pluralidad de la polifonía, la frescura de su dicción, son solo virtudes secundarias a su verdadera intención transmisora, en la que ella intenta desaparecer como personalidad, retirándose a un humilde segundo plano y convirtiéndose en mero canal del auténtico material sonoro.
La complejidad escondida en los ocho preludios y fugas del concierto (dos por cada letra y tonalidad) fue en aumento hasta culminar en la última fuga del segundo libro de El clave: seis páginas transcendentales construidas sobre un tema cromático, avanzadísimo para la época y casi visionario del dodecafonismo. Firma final de uno de los platos fuertes del repertorio de todos los tiempos, tras la cual poco se puede añadir, como la propia Eulàlia comentó tras los aplausos que reclamaban una propina. Pero hubo regalo, y el Yamaha C3 del Café Central se encargó de sonarlo desde el piso de arriba. Aunque el sabor de boca de la tremenda madurez de esa última fuga parezca romperse al añadir más música, Eulàlia trazó el círculo zen con su bis, dibujando un uroboros -serpiente que se muerde la cola- musical. Tras escuchar la omega de El clave bien temperado, nos recordó su alfa: el primer preludio en Do Mayor del primer libro, pequeña gran obra maestra por su síntesis, que nos recordó que los círculos que se cierran siempre engendran mundos nuevos. ¡Gràcies, Eulàlia!
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