Monk & The Cuban Rumba! (27/4/2013)
Pepe Rivero, piano
Reinier Elizarde “El Negrón”, contrabajo
Cuando en un concierto el público acaba cantando a coro “Que te desnudes, que te desnudes”… ¿hace falta escribir que fue un exitazo?
Estupenda y disfrutable sesión con Pepe Rivero y Reinier Elizarde Ruano, “El Negrón”: pianista y contrabajista residentes en Madrid y muy activos en la escena jazzística nacional e internacional. Tanto Pepe como Reinier forman parte de una extraordinaria generación de músicos cubanos que, a pesar de su juventud, ya han compartido escenario con figuras de la talla de Paquito D’Rivera, Chucho Valdés o Celia Cruz, entre muchísimos más.
Haciendo sonar nuestro piano Mason & Hamlin (que el propio pianista describió “como ir en AVE”) y el contrabajo, nos presentaron el nuevo disco de Rivero “Monk & The Cuban Rumba”, un homenaje a Thelonious Monk con aroma muy latino. Desde los ritmos cálidos de su tierra, revisitaron temas de Monk como “Evidence”, “I mean you” (que escondía un guiño patrio a “El manisero”), “Ruby, my dear” y “Off minor”.
Pero además nos adelantaron en primicia su nuevo proyecto, con música propia y de compositores clásicos cubanos y europeos pero con autentico sabor a Cuba, como “El velorio”, el son del compositor y pianista de La Habana Ignacio Cervantes, emblema de la música “culta” cubana del XIX. Pepe nos regaló la pieza reina de su anterior trabajo “Los boleros de Chopin”: la Gran Polonesa del compositor polaco “habanerizada” y pasada por el tamiz cubano.
Rivero cautivó al público con su tremenda técnica y capacidad de derrochar optimismo desde el teclado. Sus comentarios sobre las ideas que dieron origen a cada tema nos hicieron disfrutar si cabe todavía más. Esa noche no podía faltar su estupendo “Pa’ Bebo”: un feliz homenaje al recién desaparecido Bebo Valdés, quien por cierto dejó dicho que quería ser recordado no con lloraderas, sino con alegría. De ello se encargó Rivero, a las mil maravillas.
“El Negrón” demostró por qué es uno de los contrabajistas más solicitados del panorama internacional. No solo acompañó magistralmente reforzando los graves de las armonías de Rivero, sino que también nos regaló un extraordinario tema a solo: su personal visión de “Quizás, quizás, quizás”, que sonó desde su contrabajo con fluido virtuosismo y swing.
Pero ahí no acababa su aportación: Reinier venía armado hasta las rastas de instrumentos de pequeña percusión, que él mismo tocó a veces al mismo tiempo que el contrabajo: un palo de lluvia, una pulsera de semillas, unas sonajas de pie y hasta una kalimba africana que escuchamos en el tema “Kila kila”.
Ante un público rugiente, el bis se hizo inevitable. Y desde el piso de arriba, el recién restaurado piano del Central esperaba su momento en la velada. Esta costumbre empezó en el anterior concierto y será ineludible para todo pianista que pise la casa: regalar un mimo al instrumento que es el germen de Lo Otro.
En este caso, Pepe Rivero subió al piano que él mismo ya había tocado hacía años en el Café Central… pero no lo hizo solo! Nos esperaba una sorpresa: desde el público surgió el padre de Pepe, José Rivero, también músico y que lo acompañó desde la flauta travesera. Con sonido delicado, profundo y lleno de groove, que empastó perfectamente con el del hijo al piano. Pepe pidió la participación de la audiencia, que se arrancó a cantar a coro “Que te desnudes, que te desnudes”, poniendo un broche final bien energético a un concierto hecho para disfrutar.
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