Federico Lechner

A finales de julio de 2008 y durante un concierto del cuarteto de los grandísimos músicos Antonio Serrano y Javier Colina en El Café Central, caigo en la cuenta de que no está en el escenario el piano de siempre.

Estas preguntas son una excusa para hablar de música de jazz, de pianos, de su estudio y del piano del Central, no hace falta contestar todas ni tampoco ceñirse a la pregunta, se puede improvisar hasta donde se desee.

Cuál fue tu primer piano, y el segundo, y cuáles fueron los siguientes. Qué recuerdas de ellos, qué te aportaron. Qué piano usas habitualmente.

En mi casa había dos pianos: un Perzina de media cola (que aún sigue estando) y un vertical cuya marca no recuerdo. El que más tocaba era el Perzina. No sé si sigue existiendo esa marca porque no he vuelto a ver ningún otro en ningún sitio, pero debe estar bastante bien porque tiene muchos años y un mantenimiento casi inexistente y ahí sigue dando guerra. Cuando voy a Buenos Aires estudio en él y me trae recuerdos de la infancia. Es un piano con sonido noble y dulce, y agradecido de tocar. Luego, en Madrid, estudié muchos años en un Yamaha vertical con el que pasé muchísimos buenos momentos, y con el que comencé a estudiar jazz. Lo mejor es que luego se lo vendí a un café donde toqué muchos conciertos, y pude disfrutar de él también tocando para el público. Actualmente tengo dos pianos Kawai RX-2, uno en mi casa y otro en mi estudio. Son lo mejor en cuanto a relación calidad-precio que he probado en los últimos años (aunque esto de los pianos es siempre subjetivo, claro!)

Qué opinas de los pianos digitales. Usas tecnologías digitales para trabajar, componer, estudiar, etc.

Los pianos digitales sólo los uso cuando no queda más remedio por temas de trabajo, y en los últimos años incluso he rechazado tocar en muchos sitios por no tener piano acústico. Cuando era adolescente (en los 80s) me divertían los sintetizadores, pero luego el piano me fue tirando cada vez más y actualmente la electrónica no me seduce casi nada.

Ordena por prioridades o interés personal estos tres aspectos de tu trabajo: la música, el jazz o el piano.

Bueno, digamos que podría vivir sin tocar el piano e incluso vivir sin tocar jazz, pero no me imagino viviendo sin música.

Cuando uno empieza una profesión imagina una trayectoria y una meta. Como te imaginabas que llegarías a tocar en el futuro cuando empezaste a estudiar música de jazz. Cómo han evolucionado tus intereses musicales, tus influencias y tu aproximación a la música y al piano. Cuáles son las nuevas metas.

Durante unos cuantos años mi idea (¡y mi realidad!) era que el jazz era para pasarlo bien pero ganar poco dinero y el pan se ganaba haciendo giras con grupos y artistas de pop y de rock. Gracias a varios factores, entre ellos la fe, el tesón y algo de suerte, he podido cada vez más decantarme por el jazz y puedo decir que actualmente no necesito de la música “comercial” y puedo vivir tocando lo que más me gusta. Mis intereses musicales y mi aproximación al piano creo que han ido evolucionando a buscar más creatividad, más placer y menos virtuosismo gratuito (aunque no es fácil, claro). Mis metas son poder tocar con buenos músicos, disfrutar y seguir aprendiendo.

El estudio y la práctica de la música va incorporando información y va descubriendo aspectos o perspectivas que resultan hitos fundamentales que marcan la trayectoria personal.  Qué te hubiera gustado haber sabido desde el principio que te hubiera ayudado a enfocar antes ciertos aspectos. .

Quizás me hubiera gustado estudiar menos el “qué” y más el “como”, aunque cada edad y cada etapa tiene sus prioridades por algo.

Cómo organizas el estudio y la práctica de la música y el piano. Cómo lo planteabas en los inicios y cómo lo haces ahora. Qué importancia en el estudio le das a la armonía, las escalas, la trascripción de solos, la educación del oído, el sonido…Qué te está aportando el estudio del piano clásico.

Durante mi infancia y hasta los 13 años estudiaba regularmente obras clásicas, con algunos altibajos pero cierta continuidad. Entre los 14 y los 17 años, a partir de que me mordió el gusanito del jazz, estudié una media de 4 horas al día: técnica, armonía, lectura de temas, improvisación, y también algo de clásico. A partir de los 18 años hasta ahora, tengo épocas de más y menos estudio (algunas incluso de nada….), aunque cuando estudio poco o nada, el hecho de tocar también me mantiene en forma. Alguna vez he notado que dejar de estudiar unos días (o cuando uno se va de viaje a un lugar sin piano, por ejemplo) “limpia” un poco y ayuda a encontrar nuevas cosas. Aunque siempre es mejor estudiar que no estudiar ¡claro! Me ha ayudado mucho también estudiar armonía con Rafa Reina y Educación del Oído con Hebe Onesti. Estudiar fuera del piano también es muy positivo. También he estudiado otros instrumentos: estudié trompeta casi un año y ahora estoy estudiando batería. Me gusta hacer música fuera del piano. De hecho, empecé como cantante (cantaba en anuncios de la tele cuando era pequeño). Le doy bastante importancia a todos los elementos que citas, aunque no transcribo solos porque me aburre. El piano clásico aporta todo lo que un pianista pueda desear (además de mucho placer, claro!)

Qué prefieres, tocar piano solo, dúo, formato trío, cuarteto…

Prefiero las formaciones pequeñas, y en los últimos años me he especializado mucho en dúos (con Jerry González, con Antonio Serrano, con Chema Saiz, y ahora con Bob Sands). Es una fórmula que me gusta mucho, aunque también disfruto mucho con el trío con contrabajo y batería. También me gusta dar conciertos a piano solo, aunque es bastante agotador y te exige estar en plena forma física y mental.

Señala un par de descubrimientos en relación al estudio de la música que recuerdes como momentos reveladores. Me refiero desde lo más sencillo de estudiante primerizo, cuando descubres que bajando medio tono las séptimas se va pasando por II-V-I- hasta las armonizaciones más complejas pasando por las upper structure triads, acordes en bloque, ciertas escalas sobre ciertas voces…

Yo diría que una de mis primeras “revelaciones” fue el blues. El ver como con tan pocos elementos se podía hacer tanta música. Más tarde, un “descubrimiento” inspirador fue lo de cambiar de tonalidad los temas que uno toca habitualmente, para forzarse a buscar nuevos caminos.

En ese sentido, dime una de tus voces preferidas para mano derecha e izquierda, un solo acorde o progresión, por ejemplo: mano izquierda tónica y cuarta y mano derecha séptima, tercera menor y quinta.

Puf! Depende del momento y el lugar, claro. No hay un acorde favorito. Me gustan los clusters (por decir algo….)

A lo largo de tu carrera como pianista habrás tocado cientos de pianos, podrías recordar los mejores o peores que te hubieras encontrado. Las sorpresas más singulares en ese sentido.

Quizás la mayor sorpresa fue tocando en la Fundación March de Madrid, en un programa monográfico que me hacían en Radio Clásica, y tocando un super Steinway de gran cola (y además un piano muy elogiado por todo el medio en Madrid) se me bloqueó una tecla en una repetición. Los que estaban presentes se habrán dado cuenta por mi cara de pasmo que lo pasaba no era normal, pero los que estuvieran escuchando por la radio simplemente creerían que el que se equivocó fui yo. Tocando con Jerry González en Clamores un par de veces se rompieron cuerdas del piano.

Por otro lado, he tenido la suerte de tocar pianos muy buenos e inspiradores.

Te ha influido la calidad del instrumento a la hora de tocar o tu discurso no se ve afectado demasiado según la calidad del piano. Cuando menciono calidad -partimos de unos mínimos necesarios, claro- me refiero al carácter, el sonido del piano y su capacidad de establecer lazos con quien lo toca. Hay pianos que les dicen más cosas a un pianista que a otro.

Hombre, el piano claro que influye, aunque como un factor más. Otros factores serían los músicos con los que toco, el público, lo que me haya pasado ese día, los temas que se toquen, etc,etc. Esto quiere decir que recuerdo conciertos flojos con Steinways de gran cola y grandes conciertos con verticales maluchos, o sea que el piano influye pero no lo es todo. También es verdad que la marca y el tamaño no es tan determinante, y cada piano en sí es un mundo. Me he encontrado grandes pianos de grandes marcas que no me han dicho nada, y pianos muy humildes que han inspirado mucho. Los pianistas somo muy subjetivos y las impresiones varían muchísimo de un pianista a otro.

Como pianista, qué tal la espalda, cómo evitas dolores de cervicales, lumbares, ¿haces deporte?, ¿tienes algún truco para sentarte a estudiar durante horas?

Entreno natación tres días a la semana, y hago alguna visita ocasional al fisioterpeuta, aunque por supuesto lo más importante es tener una buena postura y no acumular tensiones físicas al tocar.

¿Sueles grabar tus conciertos para escucharte?, ¿cómo te oyes, cómo te analizas o examinas si es que lo haces?.

Tengo un amigo que viene regularmente a mis conciertos y los graba en video y luego me los pasa. Muchas veces me sorprendo, tanto en un sentido como en otro: cosas que recordaba “buenas” no lo son tanto y cosas que había menospreciado resultan ser muy buenas al verlo “del otro lado”. Es muy importante escucharse y se aprende mucho (¡sobre todo a tocar menos!)

Qué recuerdos  guardas de tus conciertos en el Central, los asocias a momentos personales, profesionales, ambas cosas. Tienes algún recuerdo especial. En qué formaciones tocaste y qué destacarías.

La primera vez que toqué en el Central fue liderando mi propio cuarteto con 19 años (no se si soy el lider más joven en la historia del café…..). Era música algo compleja y sofisticada, que no es de la que gusta especialmente en Madrid y en el Central. Gerardo me había dado esa oportunidad por recomendación e insistencia de nuestro amigo común Javier López de Guereña.

En años sucesivos he tocado con Concha Buika, Paloma Berganza, mi trío con Christian Howes y Pablo Martín, con el dúo con Antonio Serrano, y en los últimos años sobre todo con mi Tango&Jazz Trío y con Franco Luciani como invitado especial del trío (un impresionante armonicista argentino)

Destacaría sobre todo que me gusta mucho la fórmula de tocar 7 conciertos seguidos, ya que te da la oportunidad de evolucionar, desarrollar los proyectos, y probar distintas formas de tocar lo mismo a lo largo de la semana.

Mark Levine dice en uno de sus libros que cuando escuchas cualquier solo de jazz, el 95% es estudio y el 5% inspiración. Paul Bley siempre dice en sus clases que la música es como una planta silvestre que crece sola y a su tiempo, sin cuidados, que uno puede tocar 10 horas al día y que la evolución de tu música será la misma. En su web dice “La práctica te hace perfecto. Lo imperfecto es mejor” ¿Qué piensas de esos dos planteamientos?

Los dos me parecen algo exagerados y a la vez los dos tienen bastante razón a su modo. Seguramente la realidad está a mitad de camino. El estudio es importantísimo pero también llega un punto en que puede ser un arma de doble filo y automatizar y deshumanizar nuestra forma de tocar. Yo diría que tan importante como estudiar es escuchar, y reflexionar sobre qué y cómo queremos tocar, y no dejarnos simplemente llevar por la corriente.

Hay músicos en la historia del jazz de indudable genialidad, pero existen otros muchos que suponen verdaderas revelaciones personales en determinados casos pues descubres en su solo una manera de improvisar que te hace entender cosas y avanzar en una línea… ¿Qué músicos has escuchado con más interés? ¿Cuáles por disfrute, cuáles para estudiar? ¿Qué músicos de la actualidad te parecen de mayor interés? ¿Y entre los pianistas?

El primero que me impactó fue Peterson, aunque enseguida me sentí más cautivado por el mundo de Bill Evans, que es posiblemente el pianista que más he escuchado. Jarret también me encanta (¡a trío!). Durante una época escuché muchísimo a Lenny Tristano y también descubrí a un pianista poco conocido pero muy recomendable, Sal Mosca. También me gusta mucho Tete Montoliu y en una época seguí bastante a Corea. También escuché por supuesto a Art Tatum y a Bud Powell, aunque he de decir que me empalagan un poco. Hancock me resultaba un poco árduo al principio, y Brad Meldhau me parecía rebuscado y copión. Tanto en el caso de Meldhau como de Hancock he ido dándome cuenta con el tiempo de mi error de apreciación inicial, y por suerte ahora los escucho con la mente abierta y los disfruto. Para sonido y swing recomendaría escuchar a Hank Jones, Nat King Cole y Kirk Lightsey. También creo que es muy interesante escuchar a Monk. He tenido la suerte de tener muy buenos maestros en mis últimos viajes a Estados Unidos: Fred Hersch, Bruce Barth y Ethan Iversson. He aprendido mucho con ellos (y en ello sigo…).  De los pianistas actuales “no tan conocidos” destacaría a Art Lande, Emilio Solla, Sam Barsh, Bojan Z y Ernesto Jodos. En el concurso Martial Solal de Paris del año 2.007 coincidí con 52 pianistas jóvenes de todo el mundo, de los cuales recomiendo sobre todo al armenio Tigran Hamasyan y al húngaro Robi Botos, por su poderío pianístico y su creatividad musical.

Hay standards que todavía siguen dando jugo, cuál de ellos te interesa.

Cualquier tema puede dar el jugo que queramos y sepamos extraerle.

Qué importancia le das a la composición en relación con la improvisación.

Le doy muchísima importancia a la composición, aunque en el mundo del jazz muchas veces hay gente muy creativa tocando piezas de otros (o standards) y gente muy poco creativa tocando composiciones originales. Cada cual va buscando su camino. Lo único que me entristece un poco es lo poco que suele valorar el público jazzístico la faceta compositiva de los músicos de jazz.

Entrevista a Federico Lechner, abril 2010.