Tras una reunión en el Yamaha Artists Services del 689 de la quinta avenida de NYC, una responsable del piano salon me dice que no debo marcharme de la ciudad sin visitar la tienda Faust Harrison, a pocos metros de allí y en plena mid-town. Al llegar a sus puertas compruebo que se trata de algo muy serio. Veo un montón de pianos de concierto, gran cola de Bechstein, Steinway, Mason & Hamlin, Brodmann, Estonia, Yamaha y Boesendorfer. Un empleado músico me atiende, cuando le explico lo que busco llama a Michael Harrison que me atiende con total precisión. Inmediatamente me ofrece un Steinway de finales del siglo XIX recién restaurado. En ese momento entiendo que la competencia más fuerte de Steinway es un Steinway bien restaurado.
Si estás en NYC y te gustan los pianos, no puedes dejar de pasar por el 689 de la quinta avenida para entra en la tienda Faust Harrison. Uno puede entender por qué la mejor competencia de un nuevo Steinway gran cola es otro 100 años mayor pero recién restaurado.
Las arpas o bastidores de acero que emplean en la restauración de pianos Steinway fueron fabricadas por esta marca en el periodo comprendido entre sus inicios hasta la segunda guerra mundial, edad de oro de Steinway según muchos expertos. Muchos pianistas prefieren en toque y la precisión en el control de los mecanismos realizados en Steinway de Hamburgo, con mecanismos Renner bajo especificaciones alemanas, estos son los empleados en las restauraciones realizadas por Faust Harrison. Otro aspecto que cuidan con precisión es el de las cuerdas, especialmente los bajos, realizados a mano en su fábrica consiguiendo un tono poderoso, definido, nítido y a la vez cálido. También el proceso de selección de maderas y acabados para los puentes y las tablas armónicas son cuidados para conseguir la calidad tonal y durabilidad necesarias.
He de decir que el resultado es de una calidad absoluta, se trata de pianos que hablan, con un tono inolvidable, claro, profundo, cálido y suave, excelente para repertorio de piano solo.