Bösendorfer Klavierfabrik, está a las afueras de Viena, en Wiener Neustadt. La empresa fue fundada por Ignaz Bösendorfer en 1828 en el contexto imperial de una ciudad con enorme peso en la cultura musical del momento. Ignaz era hijo de maestro carpintero y pronto se interesó por las Bellas Artes; su gran facilidad para la música y la tradición familiar por el trabajo manual le llevó, con 19 años, a ser aprendiz del constructor de pianos Joseph Brodman. Allá entendió las características del singular sonido vienés que desarrolló más tarde en su propia fábrica, un sonido suave pero con gran volumen. Para ello tuvo que fabricar unos pianos más estables desde el punto de vista constructivo y cuerdas más fuertes que produjeron un sonido consistente y definido hasta en los registros bajos, características de la marca desde hace 180 años. Esta marca, actualmente propiedad de Yamaha, continua fabricando magníficos pianos
La empresa fue fundada por Ignaz Bösendorfer en 1828 en el contexto imperial de una ciudad con enorme peso en la cultura musical del momento. Ignaz era hijo de maestro carpintero y pronto se interesó por las Bellas Artes
Estas maderas proceden de montañas austriacas y se buscan en zonas a unos 1.000 metros de altura y con la menor humedad posible. Los árboles se eligen con los troncos más rectos y sin ramas. El espacio entre sus anillos no pueden ser mayor de 1 mm. Así comienzan a cuidar el sonido Boesendorfer.
Las arpas o bastidores metálicos del modelo 290 se aligeran para disminuir peso y cantidad de acero, manteniendo la resistencia necesaria para soportar las 20 toneladas de tensión transmitida por las cuerdas. Se emplean unas 40 horas de trabajo para pulir y dar el acabado final color bronce distintivo de la marca.
El marco o caja es de pícea maciza y no madera laminada como es habitual, está construido como si de un aparejo de ladrillo se tratase: pequeños tacos de madera se ensamblan unos a otros construyendo la caja perimetral del piano, de esta manera la cualidad resonante de la madera ofrece unos resultados diferentes a otro sistema constructivo.
Las cuerdas de los bajos se producen en la misma fábrica. Tienen un alma de acero sobre la que se reviste a mano con una cuerda de cobre. De esta manera aumenta el peso de las cuerdas permitiendo una frecuencia de vibración correcta para las notas bajas. Hay que recordar que los grandes modelos de Boesendorfer llevan 9 teclas más en los bajos en relación a cualquier piano del mercado.